Julián es un delincuente que desde el patio de la cárcel narra la historia de su vida. De esta manera, cuenta la historia de su intento de estafa a un hombre muy ingenuo, pero con mucho dinero. Junto a su grupo de compinches montarán una trama de engaños que surtirá efecto, por lo que el hombre querrá comprar los tranvías inexistentes que le son ofrecidos. Esto llevará incluso a que el estafado convenza a un amigo para que también lo haga. Sin embargo, el engaño saldrá a la luz, por lo que todos acabarán detenidos.
El filme está dirigido por Juan Estelrich, que ha estado al frente de otras películas La falsa paz (1949), La persecución religiosa en España (1937) o Catalanismo y reforma hispánica (1932)